El 13 de marzo de 2024 se marcó un hito significativo en la legislación europea con la aprobación del Reglamento de Inteligencia Artificial por parte del Parlamento Europeo. Esta nueva normativa establece un marco regulatorio exhaustivo para el uso de sistemas de IA en los Estados miembros de la UE, con un enfoque principal en la seguridad, la transparencia y la responsabilidad.
Clasificación por niveles de riesgo
Una de las características más destacadas del reglamento es la clasificación detallada de los sistemas de IA según el riesgo que representan:
- Riesgo Inaceptable: incluye sistemas que amenazan la seguridad pública, los derechos fundamentales o la privacidad, y su uso está estrictamente prohibido, excepto en circunstancias extremadamente limitadas.
- Alto Riesgo: engloba sistemas que podrían afectar considerablemente a los derechos fundamentales, como aquellos utilizados en sectores como la salud, la seguridad y el empleo. Su implementación está permitida bajo estrictas salvaguardas y monitoreo continuo.
- Bajo Riesgo o Riesgo Inexistente: incluye sistemas que no caen en las categorías anteriores, enfatizando la libertad de decisión informada de los ciudadanos para su uso.
Enfoque en tecnologías biométricas
El reglamento también introduce directrices claras sobre el uso de tecnologías biométricas, diferenciando entre la Identificación Biométrica Remota (RBI) y la Identificación Biométrica No Remota.
- Identificación Biométrica Remota (RBI): Clasificada como de alto riesgo cuando se utiliza en contextos de vigilancia masiva sin participación activa del usuario. Su uso está restringido, salvo excepciones específicas bajo medidas de seguridad adicionales.
- Identificación Biométrica No Remota: Considerada de bajo riesgo, esta categoría abarca aplicaciones como la verificación facial para aperturas de cuentas y control de accesos físicos, siempre y cuando haya consentimiento explícito del usuario y se respeten las normas de privacidad establecidas.
Beneficios de la inteligencia artificial en el sector legal
La implementación responsable de sistemas de IA bajo estas regulaciones puede significar mejoras significativas en eficiencia operativa y seguridad de datos. La capacidad de verificar identidades de manera segura y eficiente, por ejemplo, puede fortalecer la gestión de casos y la protección de la información confidencial de los clientes.
Perspectivas futuras
El Reglamento de Inteligencia Artificial de la Unión Europea no solo establece estándares robustos para el uso ético y seguro de la IA, sino que también sienta un precedente global en la regulación de tecnologías emergentes. La adherencia a estas normativas no solo es obligatoria, sino que también representa una oportunidad para liderar con confianza en un entorno legalmente seguro y ético.
En resumen, la adopción de estas regulaciones no solo protege los derechos fundamentales y la privacidad, sino que también promueve un desarrollo tecnológico que sea compatible con los valores europeos de transparencia y responsabilidad.